Libro del Centenario RSCE

satiempo que, como el caso de la cría y exposición de perros, llevase consigo acarreada una importante dedicación de tiempo y de dinero. En 1931, también la filial catalana pierde el prefi- jo monárquico y se denomina de nuevo Sociedad Canina de Cataluña, celebrando otra vez su expo- sición con éxito, en esta ocasión en el Palacio de la Agricultura del recinto de la Exposición Universal de Barcelona. En Madrid, el periodo de inscripción para la Exposición Canina coincidió con los días de la proclamación de la República y los subsiguientes acontecimientos y el estado de inestabilidad social propiciaron una nueva suspensión. Las cosas no mejorarían en 1932, habiendo incluso un descenso en el número total de inscripciones (de 383 a 380) que sería notable en el caso de los Galgos que bajaron de 235 a 181, en gran parte debido a la prohibición por parte del Ministerio de la Goberna- ción de las apuestas mutuas en las carreras, uno de los principales atractivos para el público y para mu- chos galgueros profesionales. Se vuelve a celebrar una Exposición en el Parque del Retiro de Madrid, pero esta vez organizada por la Federación Española de Sociedades de Cazadores y Pescadores, afiliada a la Sociedad Central para el Fo- mento de las Razas Caninas en España. La Sociedad no organizaría directamente la suya para no perju- dicar el desarrollo de la otra y en ella, además de la popular sección de perros, hubo un concurrido y bien presentado acuario, animales silvestres y de- mostraciones de aves rapaces. Renovación del L.O.E. Uno de los hechos más destacados del año 1933 es la renovación de la concesión de la marca “L.O.E.” por veinte años más, hasta 1953. También fue desta- cable el proyecto para la elaboración de un Libro de Orígenes específico para los Galgos, en atención a la importancia de la disciplina y al papel que jugaba en el desarrollo de la misma el Club Deportivo Gal- guero, pero el asunto quedó pendiente de estudio en conjunto con esta asociación. Las carreras de galgos pasaron por diversos momen- tos debido a la suspensión, primero, de las apuestas mutuas que serían de nuevo aprobadas en Noviem- bre de 1933 pero de manera muy provisional, ya que dicha aprobación quedaría en suspenso a falta de elaborar el conveniente reglamento de las mismas. La prohibición de las apuestas había supuesto la casi total desaparición de las carreras en pista, al pun- to de que las 235 inscripciones de ejemplares en el L.O.E. de 1931 habían pasado en apenas dos años a sólo 41. Faltaba ver si la aprobación del juego a fina- les de 1933 influiría en las inscripciones de los años posteriores. Esta circunstancia era causa de disgus- to para los gestores de la Sociedad Central para el 1911-2011, R.S.C.E.: Cien años de selección y mejora 91

RkJQdWJsaXNoZXIy ODA3NTk=