Libro del Centenario RSCE

nes Español alcanzó un nivel de inscripciones parejo al de otras entidades internacionales, no era más que un espejismo sostenido por el descenso notable de la actividad fuera de nuestras fronteras. Para desesperación de los dirigentes de la Real So- ciedad Central para el Fomento de las Razas Cani- nas en España, los números no evolucionan, lo que evidencia el estado de atraso de nuestro pueblo en materia canófila y el poco aprecio y respeto que se sigue mostrando hacia las razas caninas puras, espe- cialmente hacia las de origen español. El buen hacer de la Canina en cuanto a la elaboración de sus regis- tros se ve correspondido con los elogios internacio- nales que recibe, pero no con un mayor apoyo del público o las autoridades españolas, lo que resulta frustrante pues evidencia que el mantenimiento de las actividades cinófilas depende del concurso entu- siasta de un grupo de personas representativas, pero muy poco numerosas. En 1925 aparece una revista mensual publicada en Barcelona y llamada “La Caza”, dirigida por D. Je- naro de Labandera y que dedica buena parte de su contenido a todo lo relativo a los perros y la cinofilia. Aunque no está a la altura de publicaciones como Our Dogs, L’Eleveur o Chasse et Pêche, La Caza su- pone un hito en la historia de la difusión de la cinofi- lia en España y merece por ello ser recogida en estas páginas. No cabe duda que el lenguaje e incluso aquello que se quiere decir y comunicar ha ido cambiando a lo largo de los años, pero resulta curiosa, desde nues- tra óptica actual, la lectura de muchos de los pasajes de las Memorias y las Actas de Asambleas Generales de la época. Para muestra, el comentario que en el Acta de la Asamblea General de Socios de Enero de 1926 merecía el asunto del arreglo y la presentación de los perros, intentando erradicar la costumbre de mostrarlos sucios o desaliñados “... es un factor que pesa mucho en las decisiones de los Jueces, aún sin éstos darse cuenta, pues no hace el mismo efecto una mujer, por bella que sea, vista en un deshabillé desordenado a cuando la contemplamos después de compuesta para ser admirada...” La cinofilia mundial sigue creciendo y la interre- lación entre Clubes, asociaciones y criadores de diferentes países es una realidad, al punto de que muchos aspectos empiezan a tener un tratamiento global. Así, a finales de la década, se plantea la ne- cesidad de impedir que en países como Inglaterra o Estados Unidos se pueda cambiar el nombre a los perros importados, dándoles el afijo de quienes los adquieren. Igualmente se discute la necesidad de unificar los estándares de las razas, de forma que sólo exista uno válido para cada una de ellas y que su autoría y custodia pertenezca a la Sociedad Direc- tora del país de origen de la misma. Pero en España seguimos estando muy por detrás 1911-2011, R.S.C.E.: Cien años de selección y mejora 81

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