Libro del Centenario RSCE
La Exposición de 1914 se celebró entre los días 14 y 25 de Mayo y, una vez más, contó con la partici- pación de miembros de la Familia Real, tal y como recogieron los periódicos madrileños, algunos inclu- so en portada, como el ABC del 21 de Mayo en el que aparece una foto de la Reina Dª Victoria Eugenia acompañada por el Conde de Lérida durante su visi- ta a la Exposición. La Primera Guerra Mundial Pero 1914 quedaría marcado a fuego en la memoria colectiva de todos los europeos como el año en el que se inició la primera guerra moderna y de alcance multinacional. La llamada Primera Guerra Mundial sumió al Continente y, por extensión, a todo el mun- do occidental, en un periodo negro de muerte y de- solación, algo que, como es lógico, no podría escapar también al ámbito de la cinofilia. España mantuvo una posición neutral, a pesar de la expresión pública de los partidarios de uno u otro bando, algo que incluso fue un punto de inflexión en la difícil relación de las dos Reinas de España. Dª Maria Cristina de Habsburgo-Lorena, madre del Rey D. Alfonso XIII era alemana de nacimiento y familia, por lo que mostró sus simpatías por el bando ger- mánico, en tanto que la Reina Dª Victoria Eugenia de Battemberg, esposa del Monarca, era inglesa de nacimiento y familia y tampoco ocultó sus apoyos hacia sus ex-compatriotas. Pero aparte de estas anécdotas, el periodo de la gue- rra fue una oportunidad para el crecimiento econó- mico, basado sobre todo en un gran aumento de las exportaciones, ya que la mayoría de los países eu- ropeos tenían todo su tejido económico desmante- lado o dedicado a las labores de mantenimiento de la guerra. Fueron años de cierta bonanza en lo económico, pero de una pereza en el plano político y social que no propició un apaciguamiento de quienes venían mostrando desde años antes su oposición al régimen imperante en el país. En el plano meramente canino, la Guerra supone la suspensión casi absoluta de las actividades cinófilas a nivel internacional. Algunos casos son especial- mente penosos, como el de Bélgica, borrada literal- mente del mapa en lo político y cuya Sociedad Cani- na Central quedó prácticamente reducida a la nada. La Société Royale Saint Hubert había sido una de las que mayor apoyo había prestado a nuestra Sociedad en su andadura inicial, por lo que su situación pro- vocaba una profunda pena en los directivos y socios de la Canina española. En 1914 se inscriben 136 ejemplares en el L.O.E., quedando ya patente el ritmo creciente, aunque pausado, en los registros y muy lejos aún de poder plasmar la realidad de la presencia del perro en la 1911-2011, R.S.C.E.: Cien años de selección y mejora 57
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