Libro del Centenario RSCE

cial). La internacionalización de la Sociedad fue un reto para el Conde de Lérida desde su fundación y pronto se obtuvieron frutos, con la aceptación de Es- paña como miembro de la Fédération Cynologique Internationale en su Asamblea de 1912 y el nombra- miento de nuestro primer Presidente como Vicepre- sidente de la misma para el bienio de 1912-1913. El primer tomo del Libro de Orígenes Español reco- ge otros datos de interés y hace mención a la exten- sa biblioteca especializada que se está consiguiendo reunir en la sede social y que está a disposición de los aficionados, así como extensa información acerca de “perreras” extranjeras y nacionales donde poder adquirir ejemplares de garantía de las más diversas razas. Las primeras Sociedades en afiliarse a la Canina fue- ron las de “El Goloso”, “La Caza” y “Coto de la Ina”. Todas ellas tenían como actividad principal la orga- nización y desarrollo de competiciones con galgos, actividad que sería de especial importancia durante los primeros años de existencia de la Canina. El 11 de Enero de 1914 se celebra nuevamente la Asamblea General de Socios y se presenta el segun- do tomo del Libro de Orígenes Español. Las inscrip- ciones apenas han subido con respecto al año ante- rior, llegando hasta las 115, lo que lleva a pensar que no era tanto la novedad y las reticencias de los afi- cionados a inscribir sus perros como la realidad del estado canino del país lo que había marcado el ritmo de anotaciones desde un primer momento. Por pri- mera vez se reconocen exposiciones caninas fuera de Madrid: la Sección Canina del Concurso Agropecua- rio de Bilbao y la de la Exposición de la Asociación General de Ganaderos del Reino, en Valladolid. Los años iniciales de la Sociedad son también la ex- presión de los afanes de sus fundadores, preocupa- dos en formar a una afición en su mayoría rudimen- taria y en dar a conocer al perro como bien social y cultural. Por eso, son frecuentes las muestras de preocupación acerca de las ordenanzas municipales, en diferentes lugares de España, para la recogida y control de los perros abandonados y las técnicas uti- lizadas por los funcionarios. La Sociedad de “El Goloso” organiza sus pruebas de campo para galgos, con un gran éxito de parti- cipación y público en unas disciplinas que mueven en torno a sí a criadores, propietarios, “sportmen” (según el lenguaje de la época) y una gran cantidad de dinero en apuestas que habrán de ser objeto de regulación oficial. Siguiendo con los deseos de internacionalización, al- gunos de los miembros más destacados de la Socie- dad viajan a Inglaterra para visitar la Exposición de Crystal Palace, aprovechando para estrechar lazos con el Kennel Club y también para visitar algunos de los más avanzados refugios y hospitales para pe- rros, como el de Battersea, creado con fondos priva- dos y mantenido como sociedad de caridad por los donativos de los particulares. La exposición londinense es, con toda seguridad, la más numerosa y lujosa de cuantas se celebran en el mundo por entonces y esta visita da pie a los direc- tivos españoles a comprobar que el material con el que cuentan para la organización y desarrollo de la Exposición de Madrid nada tiene que envidiar al de otros países. 1911-2011, R.S.C.E.: Cien años de selección y mejora 55

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