Libro del Centenario RSCE
reglamentación clara y estricta y un cuerpo guberna- tivo que ejerciese las funciones de control y guía era cada vez más evidente y aumentaba al mismo ritmo que lo hacía la afición por los perros de raza. Los ingleses contaban con un precedente que les ha- bría de servir como modelo de referencia: el Jockey Club y todo lo que había hecho para regularizar las actividades equinas. Un primer paso fue la creación del National Dog Club en Febrero de 1869, aunque el fracaso económico que supuso su primera exposi- ción, en Junio de aquel mismo año, estuvo a punto de suponer su inmediata desaparición. El esfuerzo de los socios más relevantes hizo posible la supervi- vencia de la asociación y en 1870 organiza una nue- va exposición en el londinense recinto de Crystal Pa- lace, con mejor fortuna que la anterior pero aún con resultados negativos en lo económico. Uno de los fallos que evidenciaba aquella incipiente organización era que, por un lado, tenía casi como único fin la celebración de una exposición canina anual y, por otro, que se intentaba formar un Comité nuevo cada año, sin contar con figuras permanentes como un Secretario, un Presidente y otros cargos que dieran estabilidad al club. En esta tesitura, Mr. S. E. Shirley, gran aficionado desde muy joven a los perros y poseedor de un ex- celente criadero de perros de caza y terriers dividido entre sus posesiones de Inglaterra e Irlanda, convoca a otros doce caballeros a una reunión en Londres el 4 de Abril de 1873, acontecimiento que se conside- ra como el acto fundacional del Kennel Club inglés, primera asociación cinófila de carácter nacional en el mundo. Ese mismo año, el nuevo Kennel Club toma el relevo del National Dog Club y organiza la exposición de Crystal Palace entre el 17 y el 20 de Junio, con una asistencia de 975 perros y unos positivos resultados económicos, todo un acicate para el crecimiento y continuidad de la recién nacida organización. Los primeros pasos del Kennel Club fueron, por un lado, la elaboración de un calendario de actividades con la previsión de celebrar dos exposiciones al año durante los siguientes diez. Por otro, se establece la necesidad de elaborar un primer “Stud Book” o libro de registros, en el que recoger los datos concretos de todos los perros que participan en las distintas actividades. Se estima insuficiente la costumbre de nombrar a los perros de manera común, sencilla y repetitiva y se idea el sistema de afijos, o nombres propios de criador con los que establecer las diferen- cias entre cada línea de cría. La actividad es frenética y no paran de darse nuevos pasos casi de manera constante, ante la evidencia de que todo está por hacer. Se regula acerca de la ins- cripción de ejemplares, el desarrollo de exposicio- nes, la clasificación de las razas, normas de crianza, formas de gobierno de la asociación y un largo et- 1911-2011, R.S.C.E.: Cien años de selección y mejora 25
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