Libro del Centenario RSCE

de pastores, cazadores y soldados. Para muchas cul- turas, el perro es un animal con una consideración superior a los demás y, por ello, se ofrece como re- galo de amistad y respeto, se roba en las guerras y saqueos o se utiliza como poderosa herramienta de comercio. La expansión del perro por todo el mundo conocido, e incluso más allá, es un hecho que que- da probado por un sinfín de manifestaciones artís- ticas: esculturas, pinturas, grabados, relieves, etc... en culturas tan lejanas como la Persa, antigua Meso- potamia, Egipto, China, Aztecas y Mayas, Vikingos, Griegos, Romanos y todas las culturas posteriores. Muy pronto queda ya claro que para cada tipo de trabajo, para cada función determinada, se debe uti- lizar una raza de perro por encima de otras y desde bien antiguo empiezan a verse razas de perros muy diferentes en aspecto físico y en comportamiento. La selección utilitaria Prácticamente todas las razas que conocemos en la actualidad, tienen un origen o referente remoto en un momento en el que el perro era, por encima de todo, un animal de trabajo muy alejado del acompa- ñante de lujo en el que lo hemos convertido. Es curioso observar como los hombres han encon- trado a problemas similares soluciones parecidas, en ocasiones sin haber tenido contacto alguno, lo que demuestra el sentido de la percepción y la capacidad de razonamiento tan desarrollada en el Ser Humano. Así, existen razas de perros desarrolladas en lugares muy remotos entre sí y con una difícil conexión a lo largo del tiempo, pero que presentan características morfológicas y temperamentales muy similares. Además de trabajar, los perros se mostraron des- de un principio como unos animales muy capaces de prestar grandes servicios en otros dos campos: el entretenimiento y la simple compañía. Distintos deportes se desarrollan con el perro como centro de atención y la mayoría de ellos tienen un carácter violento, pues ponen a prueba el valor, la fuerza, la resistencia y el coraje de estos animales enfrentados a otros, normalmente superiores en fuerza y feroci- dad, ante los que el perro debe poner en juego, por encima de sus oponentes, su astucia e inteligencia. Las arenas del Imperio Romano son el escenario de la lucha de mastines, dogos y alanos contra osos, leones e incluso contra hombres u otros perros. De manera simultánea, otros perros empiezan a en- contrar como única función en la vida el compartir su tiempo con sus amos y su familia, sin más exi- gencias ni obligaciones. Perros más tranquilos, de menor tamaño, con pelajes más espectaculares y abundantes, empiezan a poblar las distintas Cortes en Europa, Asia y Oriente Medio y son reflejados en sus obras por algunos de los pintores y escultores más famosos de la Historia, como Goya, Velázquez, 1911-2011, R.S.C.E.: Cien años de selección y mejora 19

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