Libro del Centenario RSCE
miembros del Comité fallecidos durante la contien- da fueron el Conde del Castillo de Vera, que presidía la Comisión del L.O.E. y los Sres. Hidalgo, Alarcón y Nanetti. Aunque esta primera reunión se celebró en Septiem- bre, algunos miembros del Comité, especialmente el Conde del Zenete, habían estado trabajando por la reanudación de las actividades desde mucho antes. El 21 de Abril de aquel año se había pedido al Jefe Superior de Policía de Madrid la pertinente auto- rización para que la Real Sociedad Central para el Fomento de las Razas Caninas en España, que recu- peraba por fin su denominación concedida por D. Alfonso XIII, reanudase sus actividades. Uno de los primeros obstáculos que se encontraron los directivos de la Sociedad era el estado en que estaba la sede y otros locales arrendados donde se guardaba, fundamentalmente, el material para la celebración de exposiciones que tanto tiempo, es- fuerzo y dinero había costado. Desde las primeras ediciones de la Exposición de Madrid, la Sociedad había ido consiguiendo un interesante patrimonio de jaulas y cercados, algunos de fabricación propia y otros elaborados en los talleres del Ayuntamien- to de Madrid, de una belleza y calidad que hoy día nos testimonian las fotos de la época. Todo aquello fue destruído en diferentes saqueos a lo largo de la guerra, de igual forma que la sede social sufrió da- ños considerables. De las Actas de los primeros 25 años de vida de nuestra asociación podemos colegir que uno de los propósitos de Beránger y el Conde de Lérida había sido el de crear un importante pa- trimonio cinófilo al servicio de los socios, especial- mente rico en material bibliográfico y con una co- lección casi única de Libros de Orígenes de todas las sociedades directoras internacionales. Parte de este patrimonio se perdió, como ya hemos dicho, duran- te la Guerra Civil, pero también quedó a merced de algunos desaprensivos que, a lo largo de los años y aprovechando de su situación y facilidad de acceso, fueron apropiándose de algo que pertenecía, en bue- na ley, a todos los aficionados y socios de entonces y de ahora. Dada la precariedad de la situación general, una de las medidas impulsadas por los directivos fue la de reducir el número de miembros del Comité a ocho en tanto no se aumentase el número de socios. Tam- bién se fijó una cuota social de cinco pesetas men- suales, dándose de baja a todo aquel que acumulase tres recibos impagados. La búsqueda de un Presidente capaz de sustituir la figura del Conde de Lérida no era tarea fácil, pues se quería contar con una persona de prestigio social, de reconocida afición cinófila y capaz de emular al que había sido fundador y alma mater de la Socie- 1911-2011, R.S.C.E.: Cien años de selección y mejora 100
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